Dado que he creado una nueva web sobre una de mis pasiones personales: la filosofía, espero que me perdonéis que hoy dedique una entrada a la unión de mis dos amores académicos, tras la Psicología, por supuesto.
Así que hoy vais a poder leer, digo aburrir, reflexionando sobre cómo se plantearían el tema de la fenilcetonuria algunos de los filósofos más importantes de nuestra historia. Espero que os resulte de interés o, cuanto menos, curioso.
Pensando, me paso el día pensando
Cuando pensamos en la fenilcetonuria, o PKU, lo primero que nos viene a la mente probablemente no sea Platón. Quizás sí un plato de comida, pero no Platón. Menos aún se nos ocurría pensar en él discutiendo en su Academia sobre la importancia de las dietas bajas en proteínas. Pero, dado que tenemos imaginación y podemos usarla para algo más que para imaginar que el Barça gana la liga, me pregunto: ¿y si los grandes filósofos tuvieran que debatir sobre la fenilalanina?
Preparemos, pues, nuestras togas, nuestros quesos bajos en proteínas, porque esto se va a poner interesante.
El dilema del fenilalanino:
Imagina por un momento a Sócrates en el supermercado. Se pone a analizar etiquetas nutricionales y suelta: «¿Qué es la virtud?». Todo ello mientras mira un paquete de galletas. La gente del pasillo del LIDL le mira pensando que está borracho. Él está acostumbrado a provocar a la gente, así que le da un poco igual. Añade: «Y más importante aún, ¿cuántos miligramos de fenilalanina contiene esto?».
Aquí, la gente ya deja de hacerle caso porque piensa que habla en finlandés. No obstante, tras el acto de elegir alimentos, con un poco de reflexión, se convierte en un ejercicio filosófico. La PKU no solo nos obliga a ser meticulosos con lo que comemos, sino que también nos obliga a veces a reflexionar sobre el control que tenemos sobre nuestro cuerpo. En el caso de la PKU de la unión que hay entre nuestro cuerpo y las decisiones que tomamos cada día. ¿Es la dieta un acto de libre albedrío o simplemente una necesidad impuesta por nuestra biología?
Platón y la forma ideal de la proteína:
Platón, por si recuerdas algo de cuando estudiaste en el instituto, hablaba del mundo de la ideas. En ese mundo de formas ideales existe la proteína perfecta, completamente libre de fenilalanina. En el mundo platónico, las hamburguesas y el chorizo no son un problema. Las personas con PKU pueden disfrutar de un buen filete sin preocuparse por las consecuencias metabólicas. Pero aquí, que no vivimos en el mundo de las ideas. Vivimos en el mundo de las sombras. Por eso, los fenilcetonúricos deben navegar por un laberinto de alimentos «permitidos» y «prohibidos». Es, una clara metáfora de la caverna de Platón, donde la realidad percibida podría no ser la verdadera realidad después de todo.
Nietzsche y el Superhombre PKU:
Nietzsche junto con Descartes son mis autores favoritos en filosofía. Bueno, Kant también me gusta.
Nietzsche podría argumentar que manejar la PKU requiere un tipo de superhombre o supermujer. Esto no está tampoco muy lejos de la realidad. Manejar y vivir con PKU precisa de ser un héroe o una heroína en toda regla. Uno no solo sobrevive sino que prospera a través de su voluntad de poder… sobre la dieta.
«Lo que no te mata (o lo que no metabolizas) te hace más fuerte», podría haber declarado. Todo ello, mientras arroja lejos un trozo de queso alto en proteínas.
Para Nietzsche, la dieta de la PKU podría ser la última afirmación de la voluntad personal. Una forma de imponer nuestro «yo» sobre la tiranía del metabolismo.
Sartre y la existencia PKU:
Finalmente, hablamos de Jean-Paul Sartre. Aprovecho que no está vivo para hacer bromas sobre su estrabismo, pero realmente siento una admiración profunda por él. De él aprendí que el sinsentido de la vida, del dolor, no tiene por qué llevarnos a la desesperanza. Al contrario, el sinsentido es el mayor empuje hacia la felicidad y el gozo del instante, del placer de hacer lo correcto y bueno simplemente por el hecho de que nos hace sentir bien.
Sartre probablemente habría encontrado en la PKU una perfecta ilustración de su idea de que «la existencia precede a la esencia». Para aquellos con PKU, la esencia —o la dieta prescrita— viene después de la existencia. Cada individuo es libre de darle sentido a su condición. «Estás condenado a ser libre», diría Sartre, mientras escoge cuidadosamente entre las bebidas de arroz proteica y la de soja, hiperproteica.
Así que, mientras nos despedimos de nuestros filósofos en la caja del supermercado, recordemos que la fenilcetonuria, como cualquier otro aspecto de la vida, puede ser comprendida a través de un lente filosófico. No solo estamos metabolizando proteínas; estamos explorando los grandes dilemas de la existencia. Y quién sabe, tal vez al final del día, lo que realmente necesitamos es un poco menos de fenilalanina y un poco más de humor para digerir la realidad.
En cualquier caso, perdón por filosofar.