Cómo sobrevivir de mochilero en Marruecos con PKU
No os engaño. Esta entrada es una entrada de mi antiguo blog: Con la PKU en los talones. Al releerla he sentido nostalgia de cuando mis hijos eran pequeños y podía cogerles de la mano para pasear. Un tiempo más fácil y, sin duda, más bonito. Os dejo lo que escribí hace muchos años. Espero que os guste. Fue un viaje en 2016.
Comienza el viaje
Esta Semana Santa (2016) decidí que ya era hora de que mis hijos se animaran a dar el salto de tener su propia mochila y venir conmigo a descubrir nuevos lugares. El objetivo era ir de mochileros por Marruecos.
Ir con la mochila a la espalda, un bajo presupuesto y recorrer el mundo es algo que me encanta. Así descubres realmente cómo vive la gente en el lugar que visitas o al menos es la manera más cercana, creo. No hay nada que odie más en los viajes que la imagen de un viaje organizado donde del hotel lujoso te llevan a los monumentos en tu pulcro autobús con aire acondicionado o calefacción mientras te queda lejos el barrio por el que caminan cada día los que allí viven.
Cuando eres un ingenuo y crees que tus hijos recordarán las cosas buenas que hiciste por ellos
Así que como creo mucho en el papel de educador de los padres y quiero mucho a mis hijos, decidí que con nueve años ya era el momento de enseñarles un poquito en qué consiste eso de viajar de mochilero. Antes tengo que aclarar que a estas alturas de su vida mis hijos han hecho ya miles de kilómetros y han visitado numerosos países, con viajes muy largos: Canadá, Estonia, Noruega, Alemania, etc.
El reto no era ir con 400 euros para cuatro días cuatro personas (porque incluso nos sobró dinero) sino saber si mi hija con PKU podría disponer de todo lo necesario y si ella se adaptaría. Para empezar no podíamos cargar con todos los botes de PRO-ZERO para disolver la fórmula especial, por lo que tendría que tomársela disuelta en agua y bebérsela en las botellas de agua. Al principio dijo que no quería, pero luego ha descubierto que incluso le gusta más porque está menos dulce.
Nunca subestimes el poder de la comodidad futura para distorsionar recuerdos pasados
Otro problema es que íbamos a hoteles muy baratos sin cocina. Siempre que viajo con ella no duermo en hoteles porque no puedo disponer de una cocina. Me veo en la obligación de coger pequeños apartamentos o alquilar habitaciones con Airbnb. Así me garantizo tener siempre una cocina para al menos calentar agua y poder preparar algo de pasta. Mi hija no es de las que se conforman con un bocadillo para cenar, si no hay un plato con tenedor o cuchara pregunta: qué viene ahora?
Una de nuestras mochilas iba cargada de comida PKU, lista para cualquier contratiempo: sopas de bote, en polvo, verduras empaquetadas al vacío, paté de aceitunas, de tomate, etc. Pero ella no lo sabía. La idea era que había que comer lo que pudiéramos encontrar para ella. Igual que los demás.
Al menos uno de nosotros recuerda con amor este viaje
La experiencia ha sido preciosa. Han llegado derrotados pero con satisfacción. Han sido unos campeones y se han portado de maravilla. No se han quejado, han reído, disfrutado y aceptaron con una sonrisa en la cara siempre aquello de lo que disponíamos. Hemos comido en unos cuchitriles increíbles y mi hija tuvo que comer y cenar algún día lo mismo: ensalada marroquí. Pero lo mismo nos pasó a nosotros. Otras veces tuvimos suerte y pudimos comer muy bien, como un día que le prepararon un menú vegano a base de berenjenas y tomates que estaba delicioso.
Hemos visitado las medinas de las ciudades imperiales de Fez y Mekinés, las ruinas de Volúbilis y la ciudad azul de Chefchauen. Cogimos un guía en Volúbilis y otro en Fez (más que nada para no perdernos porque era casi imposible incluso llegar al hotel). Hemos viajado en tren, autobús y grandtaxi. Hemos estado en hoteles las seis personas que íbamos por poco más de 30 euros la noche. Hemos ido dos veces a los baños turcos del barrio en el que nos alojábamos (por la tarde pueden ir las mujeres y por la noche los hombres) dándonos un masaje tradicional. Mi hija aún se ríe cuando en Fez al ir al hamman recuerda cómo una mujer muy grande lavaba y frotaba su cuerpecito mientras le golpeaba en la cabeza con unos enormes pechos que ella intentaba esquivar con poco éxito.
No importa lo mucho que ames y cuides a alguien, las bonitas experiencias siempre pueden ser destruidas por los demonios que susurran al oído
Mi hija ha comido de todo (lo que puede comer, obviamente) y no le ha faltado de nada en el viaje: ha comido pasta PKU en las ocasiones que conseguimos que alguien nos hirviera agua (la pasta de fideos china es perfecta para viajar porque no necesita más que agua hirviendo y dejarla dentro de una tartera de plástico (de estas alargadas del IKEA), ha comido ensaladas de verduras riquísimas, pisto, pimientos fritos y cuando estábamos de viaje: bocadillos de paté de aceitunas o de tomate con aceite y sal…
Así que si tenéis un hijo o hija con PKU y queréis viajar por Marruecos, no temáis. Con un poco de organización no os faltará de nada. Incluso yendo de mochileros no tendréis problemas. Sed mochileros PKU y disfrutad.
Porque en todas las ciudades de Marruecos encontraréis siempre un puesto callejero o una tienda diminuta en la que podréis comprar verduras cocinadas o una ensalada. No os fijéis mucho en las condiciones higiénicas o no compraréis nada. Pero ninguno hemos tenido problemas estomacales.
Tengo la esperanza de que en el fondo algo ha quedado de aquel viaje
Las ventajas de viajar así son mayores que los inconvenientes. Las experiencias que los niños viven son más impactantes, las recordarán mejor y se les quedarán grabadas en la memoria. Les permite ser más abiertos de mentes más tolerantes y deseosos de nuevas experiencias.
Ahora tengo la confirmación de que con mis hijos puedo ir al fin del mundo con ellos y que mi hija tenga PKU no es una limitación en absoluto. Quien no viaja es porque no quiere, y si se escuda en la PKU es por un miedo más imaginario que real. Sólo necesitas prepararlo todo bien y tener un pequeño plan de emergencia por si todo de pronto te va mal. Pero esto es algo que siempre debes tener cuando viajas con niños. Mi recomendación: viajad.
Si queréis ver la entrada original que escribí en su día, cuando mi vida era más sencilla, podéis leerla aquí.