Día 1: Islandia nos espera
Viajar es arriesgarse a que te sucedan cosas: buenas y malas. Ir a Islandia no es diferente. De hecho viajar a Islandia significa aumentar las posibilidades de que te sucedan cosas buenas.
Sin embargo, nuestro viaje no comenzó con buen pie. En mi anterior entrada os conté que había facturado dos maletas con comida. Una con comida baja en proteínas para mi hija y otra con comida para nosotros. Pues bien, ambas maletas llegaron rotas.
La primera, en la frente
La primera maleta, que era nueva, apareció sin ruedas en el aeropuerto de Barcelona y la segunda, aún con más daños, en el aeropuerto de Reikiavik. La diferencia fue que en Islandia me resolvieron el problema en 15 minutos porque volaba con Norwegian Air y en Barcelona se negaron en rotundo a entregarme un parte de que la maleta había aparecido dañada. Ese viaje lo hice con la infame Vueling. Tardé más de dos horas y media en solucionarlo y tuve que recurrir a la Guardia Civil del aeropuerto. Los dos Guardias Civiles se comportaron de maravilla y gracias a ellos los operarios de Iberia tuvieron que reconocerme el daño que me habían ocasionado en mi maleta. Así Vueling tuvo que pagarme otra maleta a mi vuelta, gastándose la friolera de 50 euros en darme una maleta nueva a mi vuelta. En el enlace podéis leer más historias de terror de otros viajeros vividas con esta compañía.
El problema fue el resto del viaje tuvimos que tirar de una maleta sin dos ruedas cargada con más de 20 kilos de comida. Además, perdimos muchísimo tiempo en solucionar el problema en el aeropuerto. Por eso casi no tuvimos tiempo para descansar antes del siguiente vuelo, al día siguiente, a las 6 de la mañana.
Rodolfo versus Vueling: el cómic
Mi hijo Leo contó así en su diario de viaje nuestra pequeña aventura contra Vueling:
Me encantan las ilustraciones de mi hijo Leo. Por si no lo habéis reconocido, yo aparezco con el pelo de superguerrero, tipo Dragon Ball.
Día 2: Reikiavik
Aquí tenéis la casa que alquilamos en Reikiavik. Era pequeña pero tenía de todo. Fuera hacía frío, mucho frío. Pero dentro se estaba genial. La cocina era perfecta para preparar cualquier comida PKU.
El primer día lo pasamos completamente visitando esa maravilla que es el Blue Lagoon. Hacía un viento terrible y frío. Fue el día más frío de todo nuestro viaje. Sin embargo, disfrutamos muchísimo y nos reímos mucho. Desde la primera vez que lo visité (era la tercera vez que iba) quería que mis hijos conocieran ese lugar. Estaba cumpliendo mi sueño de estar con ellos allí.
En mi próxima entrada os contaré los dos próximos días que pasamos en Islandia. Especialmente tengo interés en contaros cómo le adapté a mi hija una comida típica que ofrecen en Reikiavik. Ése era otro sueño que tenía al ir a Islandia y que pude lograr. Os adelanto una foto de la deliciosa sopa servida en pan.