Empaquetar con amor

¿Por qué hablar de empaquetar hoy? Dejadme que os sitúe primero. Ya os comenté en mi entrada anterior que mi hija se iba de viaje con su equipo de fútbol. De hecho, ya está de nuevo en casa. Todo fue muy bien y no hubo contratiempos. Probablemente, si no surgieron problemas fue porque hubo una buena planificación. Para ello tuve que empaquetar con amor toda su comida y su fórmula especial.

La fórmula especial

Lo primero y más importante es no olvidar la fórmula. Es clave meter todas las dosis de fórmula PKU que debe de tomar cada día. Mi hija concretamente toma 5 dosis diarias de Lophlex PKU.

Lo que hice fue escribir con un rotulador indeleble en cada sobre el día que debía de tomársela. Además, le puse un sabor diferente para cada día. De esta forma llevaba un código ordenado basado en los colores y en el día de la ingesta.

La comida PKU

Como os comenté en mi entrada anterior, gracias al amable director del hotel, mi hija no iba a tener problemas con su comida. Se ofrecieron a cocinarle cada día algo diferente. Sólo tenía que organizar por día y comida, en un recipiente distinto, cada una de las comidas que debía hacer.

Preparé en recipientes herméticos de IKEA, cada uno de ellos separados e identificados, cada una de las comidas. Además, añadí salsas y condimentos, identificando cada uno de ellos con qué plato iba. Os recomiendo estos botes de plásticos de IKEA con tapadera porque son muy duros, pesan poco y muy baratos.

También usé, para no preocuparme mucho por si se perdían, los recipientes de plástico en los que suelen servir -al menos en Melilla- las comidas para llevar en los restaurantes chinos. Son ligeros y permiten escribir muy bien en la tapadera con un rotulador. En ellos puse las meriendas y el pan para desayunar.

Por supuesto, preparé pan empaquetado y ordenado por días para la merienda y el desayuno. Hice lo mismo con algunas galletas bajas en proteínas y pequeñas chocolatinas PKU.

Por último, preparé una tartera con chucherías, pretzels PKU (que le encantan), Aspitos y algunos snacks más. Tenían que durarle todo el viaje así que se lo di a su segunda entrenadora para que se lo distribuyera de forma sensata.

La anterior vez que se fue de viaje con la selección de Melilla, le dejé a ella que se gestionara las golosinas y le duro una noche. Espero que al menos se acordara luego de lavarse los dientes.