El otro día le propuse comer a mi hija una chirimoya de postre y me dijo: no, papá, no puedo comerlas. Me extrañó porque recordaba haber leído lo contrario. Creo que fue en alguna publicación de la National PKU Alliance o NPKUA (la Asociación Nacional de PKU de Estados Unidos) sobre el consumo de frutas. Ante la duda recurrí a ese sabio global que es Google. Encontré con sorpresa que mi hija tenía razón. En varias webs españolas sobre fenilcetonuria se prohibía o se recomendaba su consumo con moderación. Todo ello basado en que posee en muchos análisis nutricionales más de un gramo de proteína por cada 100 gramos de producto.
Sin embargo, si hacemos un análisis más detallado de los aminoácidos que forman dicha proteína: Sorpresa! Vemos que… LA CHIRIMOYA NO TIENE FENILALANINA!!!! Cero miligramos de fenilalanina por 100 gramos de producto. Nada. Niet. Cero patatero. Rien. Nothing at all.
Esto significa que con esta fruta no puede aplicarse esa sencilla regla que nos cuentan a las familias con hijos con PKU. Me refiero a que para saber cuánta fenilalanina tiene un producto debemos multiplicar por 50 el número de gramos de proteína que aparece por 100 gramos de producto. Como todas las generalizaciones, ésta tiene sus excepciones. El Sr. Chirimoya es una clara excepción a esta famosa regla.
Así pues, comed chirimoyas, PKUs del mundo. Están buenísimas y son buenas. Aportan proteínas sin fenilalanina. Es algo parecido (salvando las distancias) a lo que sucede cuando se toma la fórmula especial. La fórmula especial que toman las personas con fenilcetonuria es, de forma muy resumida, un suplemento nutricional de proteínas sin fenilalanina. Esto sirve para compensar la dieta tan restrictiva que supone la dieta baja en fenilalanina de los fenilcetonúricos.
