¡En nuestro planeta contamos con miles y miles de alimentos básicos! Es en este punto cuando los pacientes metabólicos cambian la sonrisa por una mueca de tristeza. Cuando tenemos que explicar nuestra enfermedad, terminamos antes contando los alimentos que tenemos permitidos, ya que si enumeramos todos los prohibidos… ¡no terminamos nunca!
Queda claro que al eliminar carnes, pescados, legumbres, frutos secos… y un etcétera muy largo la cantidad ya no se ve tan inmensa. Mejor dicho la cantidad se ve pequeñísima. Y así la he visto yo durante años. Esto, popularmente, se llama ver el vaso medio vacío. Pero si ves el vaso medio vacío quiere decir que también se puede ver medio lleno.
Tenemos que tener en cuenta y más aún en estas enfermedades, todo lo que nos puede aportar un alimento, tanto nutricionalmente hablando como refiriéndonos a sus características organolépticas (sabor, textura, olor, color…), estas últimas de vital importancia ya que el bocadillo de tu amigo en los recreos puede resultar mucho más atractivo que el tuyo.
Posiblemente, si realizásemos un experimento con todas estas “cosas” que llamamos alimentos, y las pusiéramos en una habitación oscura, recurriendo al tacto para ver qué diferentes pueden ser entre ellas, tomaríamos más conciencia de su diversidad. Veríamos que unas son líquidas, otras muy sólidas y consistentes. Unas son grasas, otras esponjosas… nos encontraríamos con una sorprendente variedad de texturas identificadas simplemente tocándolas. Esta variedad se llena de múltiples matices cuando recurrimos al gusto en vez de al tacto. Podríamos hablar de una inmensa variedad de texturas. Esto hablando solo de alimentos básicos. Si recurrimos a la combinación de texturas estas son ya innumerables.
Bueno, llegado este punto lanzo una sentencia: Solo con los, aparentemente pocos alimentos bajos en proteínas, que han superado el filtro dejando atrás miles y miles, podemos generar tal cantidad de texturas, sabores y aromas apropiados para los fenilcetonúricos y demás metabolopatías que resultará imposible llegar a probar todas. Esto es ver el vaso medio lleno y es como, sinceramente, yo lo veo ahora. Entre todos podemos intentar poner en práctica la construcción del gran mapa de las texturas, del gran mapa de los alimentos bajos en proteínas, básicos o complejos, conocidos o recién inventados,…, yo pondré mi granito de arena semana tras semana.
Esa es la actitud!!
Pues te seguiremos semana a semana. Me ha gustado mucho y cuando coma voy a intentar centrarme en los matices. Muy interesante cristina
Muchas gracias, nos adentraremos juntas en este mundo tan apasionante!Un saludo